Ayse Yuvali, de 78 años, salió sin avisar de su casa en Aksehir, un lugar en el centro de Anatolia donde todos se conocen y, como si fuera una heroína imaginada por el escritor Orhan Pamuk, recorrió 500 kilómetros, hasta la ciudad de Nazilli, a orillas del Egeo, adonde llegó en busca de Mustafa Çimendere, el amor de su juventud.
Mustafa, de 86 años, la esperaba con los brazos abiertos. Unos meses antes había sido él quien había ido a buscarla desde Nazilli. Para Mustafa fue un viaje al pasado, a la ciudad de su infancia, Aksehir, de la que salió hace más de 50 años para buscarse la vida junto al mar. Las cosas no le fueron bien. Se casó dos veces y las dos veces enviudó. Cuando fue en busca de Ayse Yuvali llevaba siete años solo; demasiado tiempo, pensó, para un hombre. Sus tres hijos y seis nietos no le llenaban. A Ayse le pasaba lo mismo. Enviudó hace 24 años y se quejaba de que sus cinco hijos y 18 nietos no la trataban bien.
En secreto planificaron la escapada y en secreto a punto estuvieron de casarse. La burocracia, sin embargo, se interpuso en su camino. La necesidad de papeles, incluido un informe médico que garantizara su buena salud mental, permitió a los hijos de Ayse Yuvali dar con ella. Dijeron que les había dado un susto de muerte, que la habían buscado por todas partes. Hasta pusieron anuncios en los periódicos de la provincia de Konya.
La noticia saltó en seguida de los medios locales a las televisiones nacionales. Una cadena los invitó a Estambul. El gobernador de Nazilli fue a visitarlos y pronunció un discurso. "Nazilli –dijo– es una ciudad muy hermosa donde la gente vive un amor hermoso". Recordó que el origen de Nazilli está vinculado al amor imposible del hijo de un gobernador del imperio otomano. Nazilli significaría la casa de Nazli, el nombre de la mujer con la que no pudo casarse. Al gobernador no le gustaría que la historia se repitiera ahora y les deseó mucha suerte. Mustafa no se encontraba bien y no pudo ir a Estambul.
Ahora él y Ayse esperan que se arreglen los papeles y que sus hijos no vean inconveniente en su matrimonio. Apenas tienen recursos, pero aseguran que tienen todo lo que necesitan. A Ayse no le preocupa que él haya enviudado tanto.
El diario Radikal ha comparado su historia con la narrada por García Márquez en El amor en los tiempos del cólera. El protagonista, Florentino Ariza, espera 53 años, siete meses y once días la llegada de su primer amor. Sin embargo, más que de sensualidad latinoamericana, la historia de Ayse y Mustafa tiene mucho de supervivencia anatólica.
Via | lavanguardia
2 comentarios:
que los dejen vivir los últimos años en paz!! que sus hijos se ocupen de vivir y dejar vivir!!se prohíven muchas cosas en el mundo!! y más en ese lugar!!!es el colmo que ahora también al amor!! yo:los felicito por luchar por el amor hasta los últimos días!!!
El amor no muere...y cuando amas de verdad, sabrás esperar.
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